¡Bien dicen que el arte es permanente!

Siempre te imaginé metido en un marco, pintado con óleos viejos, colgado al inicio de una exposición de paredes blancas y luces tenues, compartiendo el espacio con Monet, Van Gogh o Botticelli. Platicando con un Botero, discutiendo la Guernica, coqueteando con las “Señoritas de Avignon”, ayudando a terminar la partida de “Los jugadores de cartas” de Cézzane y queriendo bailar en “La clase de danza” de Degas. Siempre te imaginé como una obra de arte, y en realidad lo sos.

Con una mezcla de blanco, amarillo ocre, rojo bermellón y tierra de siena, se acercó Dios al color de tu piel, el contorno de tu cuerpo fue hecho a carboncillo y mano alzada, te dibujó la espalda perfecta, amplia, fuerte y de triángulo, plasmó adorables glúteos, piernas velludas y brazos serenos, caídos, tus manos diseñadas por ángeles anaranjados, tus dedos, tus pies suaves. Se detuvo y te contempló, debía hacerlo de prisa, el espermatozoide estaba a punto de penetrar el óvulo de tu madre, Él ya sabía cómo y quién serías. Sonrió con complicidad y continuó.

Llegó a tu pelo y pensó en los lisos y ondulados, y se decidió por los dos, cogió un poco de oro y lo mezcló, enrolló algunos cabellos al frente y dejó otros locos alrededor de tu remolino, ¡y vaya gracioso remolino! Hizo tus orejas de prisa y les dio una pícara curiosidad, empezó a delinear tus ojos, -sí, esos ojos que me verían 625 días- los hizo grandes, los borró, inició de nuevo y los terminó más pequeños, la duda era el color, pensó en café y se arrepintió, recordó a tu familia, a tu abuelo, a tu padre, a tu tío, alistó el verde y se derramó, vio el reloj y se atrevió a usar un revoltijo de colores, Él, vos, el pueblo y yo aún no sabemos qué tonalidad quedó, terminó con pestañas medianas y ralas.

¿Cómo hacía tu nariz? Se preguntó varias veces y optó por la de tu hermano. La boca, ¡qué linda boca!, buscó entre su maleta un blanco hueso y un poco de azul pavo, así encontró el húmedo magnífico, le agregó rojo de bayas y unas cuantas gotas de café, luego tomo un sorbo. Agració tus mejillas y las pellizcó con rosado violeta, pringó tus pómulos con leves y microscópicas pecas zapote, añadió 20 uñas tranparentes, unos dientes mineralizados y comelones, situó tu lengua de rocío y alejó el bosquejo de tu ser, lo observó por un minuto, compuso sus pequeños lentes y prestó atención a tu cuerpo, a tu rostro, le había hecho falta un detalle, tus cejas; corrió por un Long Liner y al terminarlas las difuminó.

Sólo hacía falta el fondo. Para pintarlo, no quiso usar colores, examinó su maletín y encontró una bolsa con matices de sentimientos y tonos de emociones, ubicó los frascos en fila y con la etiqueta de frente, agarró su Gussow y lo empapó de amor, dulzura y comprensión, empezó a pintar, regresó y tomó un poco de egoísmo, vanidad y orgullo, volvió por miedo, celos y ansiedad, y terminó con paciencia, bondad, empatía, placer y alegría. Resolvió con espacios de blanco la oportunidad para que vos lo pintaras a tu modo.

Estabas listo, estabas bello. Yo siempre te imaginé en un marco, pintado con óleos viejos, colgado al inicio de una exposición de paredes blancas y luces tenues, compartiendo el espacio con Monet, Van Gogh o Botticelli. Platicando con un Botero, discutiendo la Guernica, coqueteando con las “Señoritas de Avignon”, ayudando a terminar la partida de “Los jugadores de cartas” de Cézzane y queriendo bailar en “La clase de danza” de Degas. Siempre te imaginé como una obra de arte, y en realidad lo sos.

5 comentarios:

  1. Me gusto en la forma en que dijo que Con una mezcla de blanco, amarillo ocre, rojo bermellón y tierra de siena, se acercó Dios al color de nuestra piel, y sobre todo nos dio un contorno amuestro cuerpo en el cual fue hecho a carboncillo y mano alzada, y que él nos dibujo la espalda perfecta, amplia, fuerte y de triángulo, plasmó adorables glúteos, piernas velludas y brazos serenos, caídos, tus manos diseñadas por ángeles anaranjados, tus dedos, tus pies suaves. Se detuvo y te contempló, debía hacerlo de prisa, lo que más me gusto fue que ella dijo que Dios ya sabía cómo y quiénes seríamos.

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  2. Lo que más sorprendente es de que a Dios Sólo hacía falta el fondo. Para pintarlo, no quiso usar colores, y examinó su maletín y encontró una bolsa con matices de sentimientos y tonos de emociones, ubicó los frascos en fila y con la etiqueta de frente, agarró tu corazón y lo empapó de amor, dulzura y comprensión, empezó a pintar, luego regresó y tomó un poco de egoísmo, vanidad y orgullo, volvió por miedo, celos y ansiedad, y terminó con paciencia, bondad, empatía, placer y alegría. Resolvió con espacios de blanco y nos dio una grande oportunidad de seguir adelante con lo que él tiene para cada uno de nosotros...

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  3. Lo que más me ha encantado es que Miriam dice que la belleza no se lleva por fuera sino que la belleza e3 la que se lleva por dentro.. Porque de nada sirve que seamos las personas más bonitas y las mas divinas de todo el mundo….. si la belleza que se lleva por dentro es muy pésima….

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  4. Guuuaaauuu me encanto el párrafo en donde dicen que el arte es permanente… Esta muy bien redactado….

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  5. Me gusta el manejo que tienes del lenguaje.
    :)

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