El sueño planeado.

Te siento tan cerca que te vas.
Te escapás como párrafo, como puntos suspensivos, como sueño.
Te vas y me dejas aquí, sentada atrás de la voz que me dicta que te escriba,
me dejás atrapada en un aruñón de gato, en el piso, en la suela de tu zapato...

                    Y me seguís llevando a vos que sos como cristal, como el vasito aquél que cuida mamá.

 Sabés que no es tuya la culpa de este frío,
 sabés que no sos el culpable de las noticias
 ni de las declaraciones del CACIF,
 ni de los 5 muertos de esa noche.

Sabés que la ilusión no es la mala hasta cuando amanece,
sabés que el tiempo y el olvido se han hecho los mejores amigos,
que el quizá declara la guerra cuando tus ojos chocan los míos,
y que mis malos hábitos hacen buenos los tuyos,  y viceversa.
                 
-Al azar le agradezco los clavos que te prensaron a esta pared que veo al espejo cuando el rímel pinta las pestañas que te harán cosquillas en el futuro beso.- 

 Tan fácil imaginar a la ciudad sin día,
 sin ruido
 y sin treguas,
 tan fácil imaginarte a dos pasos del cuarto que me espera,
 de la oficina aquella que nos alejó acercándonos las manos y las ideas.

Y te vas estando aquí, no porque querrás, de eso estoy segura. Porque es preferible saltar al sueño planeado y no a la imprevista orilla de la cama en que te encuentro.


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